Rodando y Navegando

Hay muchas formas de desplazarse, pero pocas de viajar de verdad.
Rodar es dejar que el mundo pase por la ventanilla, detenerse en un cruce sin nombre, notar el peso del asfalto en los neumáticos o la piedra caliente bajo la suela.
Navegar es abrirse al horizonte sin caminos trazados, dormir al ritmo del oleaje y descubrir que cada puerto tiene su propio tiempo.

Así se viaja. Así hemos viajado tú y yo.
Por trabajo, por deseo, por destino.

Volamos solo por necesidad. Para llegar antes. Pero nadie recuerda un aeropuerto.
Rodar y navegar es otra cosa: es mirar, es tocar, es entender.
Es detenerse en lo que importa. Es saber dónde estás.

Daniel me lo fue contando poco a poco, entre curva y curva, entre fondeo y fondeo.
Y así fui entendiendo que estas historias no hablan solo de moverse, sino de estar.

Esto no es una guía de viajes.
Es un cuaderno de bitácora.

Rodamos. Navegamos.
Y si tú también viajas así, estás en tu sitio.

Firma Carmen

Esto que acabas de leer es el principio de algo más grande.
Estamos construyendo Rodando y Navegando poco a poco, como se hacen las cosas que importan: con gusto, sin prisas, y con una sonrisa al volante o en la proa.
Vuelve pronto, que habrá más. Y mejor.
Te lo prometo.